
Malware, troyanos, gusanos — probablemente hayas escuchado estos términos antes. Pero, ¿sabes realmente cuál es la diferencia entre ellos? Más importante aún, ¿sabes cómo proteger tus sistemas y datos contra estas amenazas?
Estos son tipos de código malicioso y cada uno cumple un propósito distinto: infiltrarse en redes, interrumpir operaciones o robar datos sensibles. Aunque usan métodos distintos, todos comparten un mismo objetivo: explotar vulnerabilidades para causar daño.
A medida que aumentan las brechas de seguridad, impulsadas en gran medida por software malicioso, la prevención se vuelve más crucial que nunca. Con los ciberdelincuentes cada vez más sofisticados y la tecnología en constante evolución, entender cómo defender tu organización es esencial.
Para proteger tu organización, es importante comprender los distintos tipos de código malicioso que pueden infiltrarse y dañar tus sistemas y operaciones.
Adoptando medidas proactivas y siguiendo las mejores prácticas de seguridad, puedes reducir significativamente el riesgo de ser víctima de código malicioso.
Algunos de los ataques cibernéticos más devastadores han explotado vulnerabilidades en software desactualizado. Por ejemplo, WannaCry se propagó usando el exploit EternalBlue en sistemas Windows sin parches.
Aunque Microsoft publicó actualizaciones, muchas organizaciones no las aplicaron, dejando más de 300,000 dispositivos vulnerables. Para evitar esto, asegúrate de que todos tus sistemas operativos, software y aplicaciones estén siempre actualizados.
La gestión de parches es fundamental. Activa las actualizaciones automáticas siempre que sea posible para corregir vulnerabilidades conocidas.
Hacer copias de seguridad regularmente es vital para mantener las operaciones comerciales incluso durante un ciberataque. Sirven como una red de seguridad que garantiza el acceso a archivos y aplicaciones críticos, especialmente en caso de ransomware.
Cuanto más frecuentes sean las copias de seguridad, menor es el riesgo de perder información importante. Para sistemas críticos, como servidores, se recomiendan copias cada hora.
La ciberseguridad es una responsabilidad compartida por todos los empleados. Muchas brechas ocurren por simples errores, como hacer clic en un enlace malicioso.
Es esencial que todos sepan cómo identificar y responder ante amenazas. Promueve la denuncia de actividades sospechosas y mantén al personal informado sobre las amenazas y técnicas más recientes.
Ninguna organización es inmune a las amenazas cibernéticas, que cada vez son más complejas. El código malicioso está presente en todo entorno digital.
Pero al conocer estas amenazas, mantener los sistemas actualizados, respaldar la información y supervisar continuamente la red, puedes reducir significativamente el riesgo.
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